Per a tots aquells/es que hagueu estat pares i mares recentment, i per aquells que de vegades patim insomni… aquí teniu una joia per a reduir l’encefalograma.
Kelsang Chukie Tethong • Om Ma Nye Bhe Mae Hum • (Tibet)
Per a tots aquells/es que hagueu estat pares i mares recentment, i per aquells que de vegades patim insomni… aquí teniu una joia per a reduir l’encefalograma.
Kelsang Chukie Tethong • Om Ma Nye Bhe Mae Hum • (Tibet)
El Sr. Pere em va escriure fa uns dies, fent un comentari sobre el post que vaig escriure sobre la decepció que se sent quan te n’adones que l’altre et mira i no et reconeix.
“Mires, em mires
però ja sé
que no em veus ... mai.”
Com a Les Amants de Magritte, si no ens traiem la bena dels ulls no podem reconèixer l’altre i molt menys estimar-lo.
Le rose e violini… questa sera raccontali a un’altra !!!
És millor prendre’s les coses amb humor, per tant em quedo amb aquesta paròdia de l’Adriano Celentano...
“Tus cosas eran muy especiales, tanto que nunca antes había visto nada igual: había fetiches indios, esculturas italianas, grandes y deslumbrantes cuadros. Finalmente vinieron los libros, tantos y tan bonitos que nunca hubiera imaginado que pudieran existir.
(…)
“En toda la noche no pude pensar sino en ti, aun antes de conocerte. Yo sólo tenía una docena de libros baratos, encuadernados con cartones rotos, y los quería más que nada en el mundo, los leía una y otra vez. Y ahora me asediaba la pregunta de cómo sería el hombre que poseía y había leído tantos y tan maravillosos libros. Tenía que ser un hombre muy rico y culto para dominar tantos idiomas. Se me despertaba una especie de etérea veneración al pensar en todos esos libros.”
Carta de una desconocida. Stephan Zweig. 1922
“No me reconociste, ni entonces ni en ningún otro momento, nunca me has reconocido. ¿Cómo te puedo describir, querido, la decepción de aquel instante? Por primera vez fui consciente de estar predestinada a que no me reconocieras durante toda la vida (…) desconocida para ti, aún no sabes quién soy. ¡Cómo puedo describirte esta decepción!"
Carta de una desconocida. Stephan Zweig. 1922.